jueves, 12 de septiembre de 2013

Cáncer Linfoma




¿Qué es el Linfoma? 

El linfoma es un conjunto de enfermedades que se desarrollan en el sistema linfático y el sistema inmunitario. Los linfomas malignos son un grupo de tumores que se originan en ganglios linfáticos, aunque en ocasiones pueden tener un origen extraganglionar,  como por ejemplo en el tubo digestivo, pulmón, piel, bazo o dondequiera que se encuentre tejido linfoide. Al iniciar la enfermedad, la célula tumoral del linfoma prolifera, afectando al ganglio, que presenta un aumento de tamaño.  Posteriormente, el linfoma se va extendiendo a otros grupos ganglionares vecinos, después a los grupos de ganglios más alejados y luego al bazo, hígado, médula ósea y otros órganos, en forma de tumores metastásicos. (Fuente: Departamento de Educación de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela)
El Departamento de Educación de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV) estima que los factores de riesgo para el linfoma de Hodgkin en adultos son: edad avanzada, sexo masculino, infección por el virus de Epstein-Barr, así como tener un pariente de primer grado (padre, hermano o hermana) con linfoma de Hodgkin. En tanto, para el linfoma no Hodgkin en adultos, estos factores incluyen tener edad avanzada y sexo masculino, y adicionalmente padecer un trastorno inmunológico heredado, enfermedad autoinmunitaria, VIH /SIDA, virus de Epstein-Barr, antecedentes de infección por helicobacter pylori, tomar medicación inmunodepresora después de un trasplante de órganos, estar expuesto a ciertos plaguicidas, poseer un régimen alimentario con alto contenido de carnes y grasas, así como haber recibido tratamiento anterior por linfoma de Hodgkin.



Tipos de linfoma

Existen muchos tipos de linfoma. El estudio anatomopatológico es el que permite distinguir las características típicas de cada uno de ellos. Un tipo se denomina linfoma de Hodgkin el resto de los linfomas como no Hodgkin.
La enfermedad de Hodgkin es un cáncer del tejido linfático encontrado en los ganglios, el bazo, el hígado y la médula ósea. Frecuentemente, el primer signo de la patología es la presencia de un ganglio linfático de gran tamaño. Se caracteriza por un número variable de células gigantes multinucleadas características (células de Reed-Sternberg) apellidos de los dos médicos que las describieron por primera vez. Por lo general, estas células son un tipo anormal de linfocitos B. La enfermedad de Hodgkin es poco común y  los ganglios linfáticos agrandados usualmente tienen un pequeño número de células Reed-Sternberg y un gran número de células inmunológicas normales circundantes. Son principalmente estas otras células inmunológicas las que ocasionan la inflamación de los ganglios linfáticos. El Linfoma de Hodgkin es en general un linfoma menos agresivo. Éste generalmente se origina en los ganglios linfáticos de la parte superior del cuerpo -tórax, el cuello o debajo de los brazos-. Luego progresa tomando zonas contiguas y se propaga por los vasos linfáticos de manera escalonada, ganglio a ganglio. Pocas veces y en un curso tardío de la enfermedad  puede invadir el torrente sanguíneo y propagarse a otras partes del cuerpo, incluyendo el hígado, los pulmones y/o la médula ósea.

Los linfomas no Hodgkin lo forman más de 30 linfomas diferentes. Comienzan cuando un tipo de glóbulos blancos, llamado células T o células B, se hacen anormales. Las células se dividen una y otra vez aumentando el número de células anormales, que pueden diseminarse a casi todas las demás partes del cuerpo. Desde el punto de vista clínico existen diferencias en las formas de presentación y evolución. Se caracteriza por un proceso que en general se inicia en forma multicéntrica, es decir, puede tomar muchos ganglios, distantes unos de otros, en distintos lugares del organismo. La progresión depende del tipo de linfoma pero no es tan sistemática como en el linfoma de Hodgkin.



Tratamiento 

Cada linfoma tiene un tratamiento diferente, pero los convencionales ahora incluyen diversos regímenes de quimioterapia, radioterapia, e inmunoterapia, o combinaciones de dichos tratamientos, dependiendo del paciente y su contexto. El trasplante de médula ósea es una opción que en muchos casos da mejores resultados que la quimioterapia convencional y la radioterapia se utiliza más frecuentemente como tratamiento complementario, en aquellos pacientes que no responden a los tratamientos de primera línea o requieren más de dos terapias para lograr una respuesta adecuada.


 “El cáncer es curable si se diagnóstica a tiempo, por lo que se recomienda realizar los chequeos anuales para poder prevenir enfermedades como el linfoma”